16 DE JUNIO y alguna cosa más
¿Por qué no te escribo? Tú me lo preguntas; ¡tú, que te cuentas entre nuestros sabios! Debes adivinar que me encuentro bien y que..., en una palabra, he hecho una amistad que interesa a mi corazón. Yo he..., yo no sé...
Difícil me será referirte de por sí cómo he conocido a la más amable de las criaturas. Soy feliz y estoy contento; por lo tanto, seré mal historiador.
¡Un ángel! ¡Bah! Todos dicen lo mismo de la que aman, ¿no es verdad? Y, sin embargo, yo no podré decirte cuán perfecta es y por qué es perfecta; en resumen, ha esclavizado todo mi ser.
¡Tanta inocencia con tanto talento! ¡Tanta bondad con tanta firmeza! ¡Y el reposo del alma en medio de la vida real, de la vida activa!
Cuanto digo de ella no es más que una palabrería insulsa, una helada abstracción, que no puede darte ni remota idea de lo que es. Otra vez..., no quiero contártelo en seguida. Si lo dejo, no lo haré nunca, porque (dicho sea para nosotros), desde que he comenzado esta carta, tres veces he tenido ya intención de soltar la pluma, hacer ensillar mi caballo y marcharme. Y, sin embargo, esta mañana me había jurado a mí mismo no ir; así y todo, a cada momento me asomo a la ventana para ver la altura a que se encuentra el sol.
.......................................
No he podido vencerme: he ido a hacerle una visita. Heme ya de vuelta, Guillermo, estoy cenando y escribiéndote.
Hace años que no leía un relato tan corto y tan brillante, probablemente desde que devoré todos los de E.A. Poe. Desde luego doy gracias a quien me recomendó leer este libro. No tengo miedo a parecer pesado con ello. Parece mentira que en los años que llevo leyendo vorazmente, nunca haya tropezado con esta pieza.
El fragmento que he pegado es un trozo de "Los Sufrimientos del Joven Werther" de J.W.V. Goethe. Voy a citarlo aunque no creo que me llame para reivindicar sus derechos.
Por otra parte me vengo preocupado esta noche, el apremio de encontrar el camino comienza a hostigar a alguno más y esas cosas encierran muchos peligros, sobre todo cuando el camino es tan negro, que no puedes vislumbrar siquiera si tus piés van a tocar el suelo en el siguiente paso. Confiemos, aunque ya sabéis los que me conocéis, lo que opino sobre la fé. A veces me sorprendo a mi mismo teniendo fé en las cosas. El ser humano es pura contradicción.
Finalmente, tengo que repasar algunos documentos pendientes, pero tengo la extraña sensación de que no me apetece hacerlo, lo cual me sorprende muchísimo. Es una cuestión que tendré que meditar mañana. No tengo ni idea de a qué viene, esperemos que sólo sea cansancio.
Saludos a todos...
Difícil me será referirte de por sí cómo he conocido a la más amable de las criaturas. Soy feliz y estoy contento; por lo tanto, seré mal historiador.
¡Un ángel! ¡Bah! Todos dicen lo mismo de la que aman, ¿no es verdad? Y, sin embargo, yo no podré decirte cuán perfecta es y por qué es perfecta; en resumen, ha esclavizado todo mi ser.
¡Tanta inocencia con tanto talento! ¡Tanta bondad con tanta firmeza! ¡Y el reposo del alma en medio de la vida real, de la vida activa!
Cuanto digo de ella no es más que una palabrería insulsa, una helada abstracción, que no puede darte ni remota idea de lo que es. Otra vez..., no quiero contártelo en seguida. Si lo dejo, no lo haré nunca, porque (dicho sea para nosotros), desde que he comenzado esta carta, tres veces he tenido ya intención de soltar la pluma, hacer ensillar mi caballo y marcharme. Y, sin embargo, esta mañana me había jurado a mí mismo no ir; así y todo, a cada momento me asomo a la ventana para ver la altura a que se encuentra el sol.
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No he podido vencerme: he ido a hacerle una visita. Heme ya de vuelta, Guillermo, estoy cenando y escribiéndote.
Hace años que no leía un relato tan corto y tan brillante, probablemente desde que devoré todos los de E.A. Poe. Desde luego doy gracias a quien me recomendó leer este libro. No tengo miedo a parecer pesado con ello. Parece mentira que en los años que llevo leyendo vorazmente, nunca haya tropezado con esta pieza.
El fragmento que he pegado es un trozo de "Los Sufrimientos del Joven Werther" de J.W.V. Goethe. Voy a citarlo aunque no creo que me llame para reivindicar sus derechos.
Por otra parte me vengo preocupado esta noche, el apremio de encontrar el camino comienza a hostigar a alguno más y esas cosas encierran muchos peligros, sobre todo cuando el camino es tan negro, que no puedes vislumbrar siquiera si tus piés van a tocar el suelo en el siguiente paso. Confiemos, aunque ya sabéis los que me conocéis, lo que opino sobre la fé. A veces me sorprendo a mi mismo teniendo fé en las cosas. El ser humano es pura contradicción.
Finalmente, tengo que repasar algunos documentos pendientes, pero tengo la extraña sensación de que no me apetece hacerlo, lo cual me sorprende muchísimo. Es una cuestión que tendré que meditar mañana. No tengo ni idea de a qué viene, esperemos que sólo sea cansancio.
Saludos a todos...
2 comentarios
Minyatur -
Saludines.
Luiyo -